Este
tipo de herramientas se han convertido en un factor que influye en el
estudiante a la hora de elegir escuela.
En
2021 las universidades invertirán más de 2,000 millones de pesos en servicios
en la nube para reunir información de los estudiantes. Esto significa que los
alumnos podrían conectarse con la universidad mediante plataformas digitales
tanto para agendar consultas médicas, reuniones con asesores, pedir
consultoría para completar su perfil y aplicar a una beca. Incluso, permitirá
a las universidades abrir nuevas carreras.
“Estamos
hablando de mejorar la vida del alumno con soluciones y plataformas, desde
donde el estudiante podría recibir información sobre capacidades que necesita
para entrar a un programa, y esto es solo una parte de las muchas
funcionalidades que cubrir conectándose a una base que alberga su
información”, ejemplifica Mariana Cavalcanti, vicepresidente de Gestión de
Producto de Ellucian, proveedora de software y servicios para instituciones
de educación superior.
La
tecnología ya es un factor importante hasta para elegir escuela. Esta fue una
de las conclusiones emitidas durante la conferencia anual de esta firma,
realizada en California. Un 87% de los jóvenes a nivel global afirma que
tener soluciones avanzadas es un factor que pesa al inscribirse en una
institución, por considerar que habrá más herramientas para organizar sus
estudios, según la encuesta ‘Mejora de la vida del estudiante’ realizada por
la firma entre más de 1,000 jóvenes.
De
ellos, 29% desea tener una base de datos personalizada con su información,
desde donde reciba contenidos para postularse a empleos según su perfil y
reciba recomendaciones laborales. Un 28% desea ingresar a una plataforma que,
a partir de sus datos, le arroje información sobre las competencias que tiene
o le falta reunir para recibir un préstamo financiero.
De
acuerdo con Cavalcanti, el tipo de tecnología utilizada en las escuelas hoy
incluye pagos móviles, accesos inteligentes a edificios y cierta información
en la nube. El desafío es que la información en las plataformas se analice y
se diseñen códigos para ayudar al alumno a tener datos más prácticos sobre su
vida en el campus, sus competencias o, incluso, saber si está en riesgo de
desertar por un problema emocional o económico.
Pero no solo es útil para los
alumnos. La Escuela Bancaria Comercial (EBC) comenzará a impartir en agosto
dos nuevas carreras, Derecho y Administración Turística, después de analizar
los datos que sus alumnos proporcionan al inscribirse. “Nos dimos cuenta de
que podíamos incursionar en nuevas áreas y ampliar nuestro perfil tradicional
de carreras de negocios. El uso de CRM y otras plataformas nos dio
herramientas para observar que hay mercado para derecho y administración
turística. La tecnología, bien empleada, te hace más rentable y asertivo en
las decisiones”, afirma Juan Manuel Zenil, director de
Apoyo
y Servicio de la EBC.
Con
una matrícula superior a los tres millones de estudiantes universitarios en
México, según datos de la Secretaría de Educación Pública, y 5,343 escuelas
de nivel superior, el país tiene un volumen de mercado atractivo para
incorporar soluciones que permitan gestionar la información del alumno.
El
uso de estas herramientas podría ayudar más de lo imaginado. Un ejemplo en
México es el de los estudiantes que, al entrar a trabajar, tienen la
necesidad de cambiar de campus a uno más cercano al punto laboral, pero esto
suele ser difícil porque la escuela carece de un software que agrupe la
información y la ponga a disposición de otras sedes.
Ya
es un hecho que las escuelas rentabilicen estos sistemas, por ejemplo, para
detectar cuando el estudiante abandona las clases o baja su rendimiento, dice
José Luis Moreno, director de producto de Ellucian para Latinoamérica y el
Caribe. Esas alertas ayudan a crear campañas y actividades para no perder al
alumno. En México, la Escuela Bancaria Comercial y la Universidad del Valle
de México utilizan soluciones de este tipo.
Además
de estos ejemplos, estas son las tecnologías que formarán parte de las aulas
en los próximos años:
1.
Asistentes de voz y chatbots. Quizá la próxima vez que un centennial pida su
plan de materias o actividades semanales sea a través de un chatbot. Las
investigaciones se centran en la inteligencia artificial y los algoritmos
para crear comandos de voz, que puedan incorporarse a las plataformas
existentes.
2.
Reconocimiento de emociones. En laboratorio ya se trabaja con interfaces
basadas en emociones, para explorar cómo esa tecnología puede ayudar a los
profesores a cambiar sus clases, según la expresión que se registre del
alumno (tristeza, emoción, cansancio).
El
producto es un software que analiza expresiones faciales o el movimiento de
la persona. Si el estudiante sonríe, por ejemplo, aparece determinado color
sobre una pantalla que observa el profesor y, entre palabras y colores, puede
evaluar la emoción del estudiante. Estas interfaces están pensadas para
aulas, salones de reunión y auditorios.
3.
Realidad virtual y aumentada. Estudiantes de medicina y arquitectura se
pueden beneficiar de ambas tecnologías que combinan visión real de objetos
con un aspecto virtual. Se puede manipular con las manos, por ejemplo, una
figura geométrica, o un cuerpo humano, con la intención de que la persona
estudie cómo llevar a cabo una cirugía, cómo diseñar un edificio, pero
utilizando elementos virtuales.
Por
Ivonne Vargas (Expansión)
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